martes, 8 de noviembre de 2011

La música electrónica: I Vangelis

La música electrónica nace a mediados de los años 50...


Es imposible resumir en pocas líneas todo el desarrollo alcanzado por la música electrónica en los últimos sesenta años. La música electrónica nace a partir de los mediados de la década 1950-60, cuando se desarrollan aparatos para amplificar el sonido y se manipulan las ondas sonoras de los osciloscopios. También la aparición de los grabadores de cinta magnetofónica fue un gran invento que abrió nuevas posibilidades al permitir congelar la música. A partir de allí nace una nueva escuela musical con su propia estética de la mano de jóvenes músicos como Karlheinz Stockhausen, Luciano Berio, Pierre Boulez y otros.

Gracias al avance en la tecnología de cintas magnetofónicas, con sus posibilidades de grabación y reproducción de sonidos, Pierre Henry y Pierre Scheffer, encaran el fenómeno sonoro, dando origen a lo que será la Música Concreta, esto es, la posibilidad de producir música con un material muy barato y fácil de hallar en todas partes, como lo es el ruido.

A partir de los años 70 con la invención del sintetizador, capaz de imitar todos los sonidos de los instrumentos de la orquesta, empleando un solo aparato, la música electrónica se difunde por todo el estamento cultural, social y geográfico del planeta, atravesando barreras cual un tsunami desbordado. Surgen bandas de rock que tocan música clásica con guitarras eléctricas, efectos especiales de percusión, sintetizadores,… etc. para una vasta audiencia conformada por un público ávido de nuevos sonidos, pero poco conocedor. La industria del disco ha traído consigo la creación de nuevos géneros de música, donde se fusiona lo clásico, con el pop. El rock, lo folklórico….etc. Hoy en día es muy difícil establecer categorías claras y definidas.

Entre los músicos populares y modernos, representativos de la música electrónica, se destacan tres grandes figuras, El norteamericano Walter Carlos, el japonés Isao Tomita y el griego Vangelis. Todos ellos han sido escuchados por millones de personas, sus composiciones son bien conocidas en gran parte, a través del cine, radio, discos, c. d etc.

De estos tres músicos, Vangelis es quizás el más sensual de todos y a la vez el menos intelectual, pues su música está hecha para relajarnos, al sumergirnos en una atmósfera exótica de sonidos encantadores. Su fama se ha elevado a la enésima potencia, gracias a la música para las películas “Blade Runner”, “Missing”, Power Sex”, “Antarctica”, “The Bounty”, “Chariots of Fire”, “ Conquesta of Paradise”. Inclusive compuso el Himno del mundial de Futbol del año 2002. Todo un gran éxito.

Su primer disco Sex Power del año 70 hay que escucharlo de nuevo. Contiene ritmos variados y sonidos. Combina el Pop con lo experimental de manera muy acertada. ES interesante y entretenido por la variedad y no tan meloso como sus últimas producciones.



miércoles, 2 de noviembre de 2011

Elgar: Nobleza y claridad rozando lo sublime.



El Concierto para violonchelo y orquesta en mi menor OP. 85 de Edward Elgar (1857-1934) es una de esas obras de madurez que expresan una férrea voluntad de vivir, sustentadas en un notable conocimiento y arte, con bastante naturalidad. Fue compuesto en 1919 cuando su autor se recuperaba de una operación de amígdalas, casi al final de su carrera.

FRancisco Rivero. Elgar. 2010.


La obra de unos 30 minutos de duración se estructura en cuatro movimientos

1. Adagio-Moderato 7:59.

2. Lento- Allegro molto 4.28.

3. Adagio 5:15.

4. Allegro. Ma non troppo. 12:16.

Es poca la cantidad de conciertos para violonchelo en el repertorio clásico. Podemos mencionar entre los más notables los de Schumann, Dvorak , Saint-Saens y Shostakovich. El problema con el violonchelo es su timbre bastante grave y opaco que apenas sobresale por encima de los demás instrumentos de la orquesta. Sin embargo posee un sonido con una cualidad cálida, noble y sincera, de viejas maderas evocadoras del pasado. El quejido del violonchelo es distinto de la voz clara, fina y cantarina del violín, pero es una voz que llama con bastante fuerza algunas regiones de nuestra alma, regiones misteriosas y sensibles a su discreto encanto.

En los últimos días me levanto bien temprano y enciendo la televisión. Al sintonizar el canal de televisión del estado venezolano TVES, he podido disfrutar de una grabación, varas veces repetidas, por la Orquesta Sinfónica Municipal de Caracas con la joven chelista Norma Aparicio tocando un bello concierto. Casi siempre escuchaba medio dormido el último movimiento que era bellísimo. No sabía a quién pertenecía esta obra, pues no había ningún rótulo de identificación en el video. Un pequeño error, pienso yo. De tanto escuchar la obra se me grabó la melodía en la mente.

Para identificar a su autor decidí escuchar algunos conciertos para violonchelo de una integral de Jackeline Dupré del sello EMI. Es el primer concierto de todos, lo cual facilitó mi tarea. Ahora puedo escucharlo a mis anchas.

Es una obra de gran elegancia y sencillez por la economía de medios que emplea, una pequeña orquesta y pocas notas en la partitura. Elgar es ciertamente un romántico tardío, pasado de moda para su época, según la crítica de aquellos rugientes años veinte, cuando sus colegas en el continente europeo escribían piezas llenas de ruidos extraños y duras disonancias, que hoy han pasado al olvido.




Violonchelista. 2011.