viernes, 9 de noviembre de 2012

Carl Nielsen El Inextinguible


Carl Nielsen (1865- 1931)
Hay músicos que pasan de moda y su obra se extingue como el fuego cuando le falta el oxigeno. Carl August Nielsen es el músico más conocido de Dinamarca. Su obra posee suficiente oxigeno y levanta fuego. Fue uno de los grandes sinfonistas del siglo XX,  cuyos aportes a la música moderna son incuestionables. Compuso seis sinfonías que son lo mejor de su obra, así como también el quinteto para vientos y sus tres conciertos, para violín, clarinete y flauta. Son todas obras bastante ejecutadas hoy en día.
Nacido en el seno de una familia campesina muy pobre con doce hijos, en la localidad de Nørre Lyndelse,  aprendió desde temprana edad los rudimentos de la música, con la ayuda de  su padre, que era un pintor de casas, era un músico aficionado que tocaba en bandas de la localidad.

Francisco Rivero. Nielsen El Inextinguible.

 A los catorce años tocaba en una banda militar y recibía clases de violín. En 1884 se traslada a Copenhague para seguir estudios formales de música. Estudia en el Conservatorio Real hasta 1886. Domina la técnica del violín y estudia composición con el músico danés Niels Gade. Al graduarse obtiene una posición en la Orquesta Real como segundo violinista. En 1890 emprende una gira por Europa, viajando a Francia e Italia. En París conoce a la escultura Anne Marie Brodersen, con quien se casa. En 1894 la Orquesta Real de Copenhague estrena  su primera sinfonía. La obra fue un gran éxito y se ejecutó en Berlín en 1896.
A partir de 1900 Nielsen recibe una pensión del gobierno que le permite dedicarse a la composición. Obtiene una posición como profesor de la Academia de Música de Copenhage, cargo que desempeña hasta su muerte. Su esposa era una mujer artista de mente liberal y se desentendía del hogar y de los hijos, teniendo Nielsen que criarlos y además atender sus obligaciones como músico. Sus problemas familiares y profesionales, así como la primera guerra mundial, lo afectaron mucho y marcaron el carácter serio y algo sombrío de su cuarta y quinta sinfonías, consideradas por algunos críticos como las mejores. En 1925 sufrió un ataque al corazón, que lo limitó mucho en su carrera. Sin embargo siguió componiendo hasta su muerte en 1931. 
 
Su música de estilo neoclásico se adelantó a la época, se vistió de nuevops ritmos y colores orquestales de gran exquisitez, haciéndose cada vez más moderna, a medida que desarrollaba su técnica propia de composición conocida como Tonalidad Progresiva.
Discografía:
  1.       Nielsen. Las sinfonías. Orquesta Sinfónica de San Francisco. Herbert Blomstedt. Decca.
  2.     Nielsen. Concierto para flauta. Quinteto de vientos. James Galway. RCA Red Seal.
  3.      Nielsen. Concierto para violín- Concierto para clarinete- Concierto para flauta. Orquesta sinfónica Bournemouth. Kees Bakels. Naxos.

 Hoy escuchamos su Sinfonía No. 4, "La Inextinguible" , una obra imperecedera del arte moderno, que despierta la conciencia del hombre con sus intrépidos golpes de timbales.


martes, 23 de octubre de 2012

El retrato de Abraham Lincoln. Una obra afortunada de Copland.



Aaron Copland representa en su música los valores esenciales de la gran nación norteamericana. En sus tres ballets Rodeo, Billy the Kid y Appalachian Springs describe las distintas costumbres de los colonos que poblaron las llanuras. Su música sencilla de estilo neoclásico se derrama en partituras de fuerte acento patriótico, en donde combina con éxito algunos temas del folklore y sonidos modernos surgidos de la paleta de Stravinsky.

Francisco Rivero. Aaron Colpland. 2013.
La obra The Lincoln Portrait compuesta en 1942 durante la segunda Guerra Mundial,  es un poema sinfónico parta narrador y orquesta. Fue   una declaración política de gran impacto en momentos  decisivos donde se necesitaba levantar el espíritu de sacrificio del pueblo norteamericano, para entrar en la contienda. Copland hizo el trabajo adecuado en aquellos momentos. La hermosa introducción de unos siete minutos es una síntesis de todo lo mejor de Copland, junto a  algunas citas de viejas canciones patrióticas y melodías del oeste. El discurso de Lincoln es de palabras muy conmovedoras con una voz suave y familiar.  El mensaje de un verdadero demócrata es convincente y llega a lo más profundo de la conciencia. Su mensaje aún tiene  vigencia Debemos despertarnos o liberarnos a nosotros mismos para poder salvar esta nación ( We must dis-enthrall ourselves, and then we shall save our country.)
Ironicamente, después de la Segunda Guerra Mundial el estilo musical en Europa y los Estados Unidos, cambió bruscamente hacia lo experimental, electrónico  y atonal: entonces  Copland sufrió mucho al verse desplazado  del panorama artístico. Su música repentinamente cayó en olvido, sus obras envejecieron prematuramente  y su estilo pasó de moda.





lunes, 15 de octubre de 2012

Las divas del violín.



Desde hace unos veinte años empezaron a surgir las grandes violinistas, que copan la escena de la música clásica con sus magníficas interpretaciones. Son mujeres fabulosas poseedoras de un don especial para la música, además de un gran atractivo personal, mujeres bellas todas ellas y de mucha sensualidad. Venden cualquier concierto con  su imagen comercial en la caratula. Quizás vivimos en un mundo donde la estética, la juventud  y la plasticidad prevalecen sobre otros valores. Quizás  también estábamos cansados de los violinistas  gigantes del pasado como Oistrhak, Menuhin, Perlman,…etc.
Entre todas destaca la alemana Anne  Sophie , sin lugar  a dudas  la reina de todas ellas ( ¿o, de todos ellos ? ) con su técnica impecable, precisa, capaz de ejecutar los autores modernos más exigentes, como Bartok, Shostakovich y otros.  En sus manos el violín se convierte en un cañón que atraviesa los cielos con sus fulgurantes notas. También de la Deutsche Gramophon  la norteamericana  Hilary Hahn nos sorprende a todos con maravillosas interpretaciones  aunque un poco fría. La violinista Sarah Chang ha grabado casi todos los conciertos importantes con el sello EMI. Ella es de un estilo más claro y sutil, con una calidez interpretativa  más aterciopelada, lírica y suave. 

La violinista. Francisco Rivero. 2012.


La rusa Viktoria Mullova del sello Phillips ha dejado grabaciones destacadas de autores de todas las épocas. Una más joven  es la alemana Julia Fisher de gran encanto y serenidad, quien además le pone magia a todo lo que toca. La Coreana Vanessa Mae en el borde del espectáculo popular posee también grandes dotes. Todas ellas son grandes maestras que han marcado una época.
 He aquí una joven,  china me parece, ejecutando el concierto para violín No. 2 de Bartok, con gran dominio y aplomo. Esta interpretación   suena espectacular. A Ning Kam se la   ve bastante cómoda escalando el Monte Everest de los violinistas. Sus dobles cuerdas, glissandos, tremolos y ponticelos son de gran altura. Al final hay unos estacatos poderosos que hacen vibrara la sala. La cancioncita gitana con la cual se inicia el concierto y finaliza, que casi embrracha al oyente, la toca ella con placer. Quizás esta promesa del oriente estará brillando dentro de poco como una estrella en el firmamaento de las grandes divas del violín. Mientras tanto espero que no me quiten este video de you tube para compartirlo con ustedes y disfrutarlo....

lunes, 1 de octubre de 2012

Shostakovich: El Quinteto para Piano.



El quinteto para piano es un tipo de composición de cámara, en tres o cuatro movimientos y  el cual debe  ser ejecutado por un piano y otros cuatro instrumentos. El quinteto clásico, surge como una confrontación entre un piano como solista virtuoso y un cuarteto de cuerdas, a la manera concertante. Fue concebido originalmente en el período clásico y romántico temprano,  consiste de un piano y un cuarteto de cuerdas, es decir, dos violines, viola y violonchelo. Los primeros quintetos, como los de Bocherini,  eran en realidad para un pianoforte.  Un segundo  tipo de quinteto, llamado quinteto para piano y vientos posee una instrumentación distinta, un  piano más un cuarteto de vientos: flauta, clarinete, fagote y corno (Trompa), con algunas pequeñas variantes, como elegir un oboe en lugar de la flauta,….etc. Mozart y Beethoven se inclinaron más por esta última fórmula que resultaba agradable y entretenida para el oído.  

FRancisco Rivero. Shostakovich. 20055.

Mozart escribió varios quintetos para cuerdas, que están entre los mejores de la literatura de cámara, pero sin embargo dejó uno sólo para el piano:  el Quinteto para Piano, Oboe, Clarinete, Corno y Fagote en mi bemol. K452. En su juventud Beethoven compuso  un quinteto con la misma instrumentación e igual tonalidad: el Quinteto para piano, oboe, clarinete, corno y fagote en mi bemol  Op. 16 (1796).
Franz Schubert tuvo la genialidad de modificar el primer tipo de quinteto, introduciendo cinco movimientos, y lo más importante, incorporando un contrabajo, en lugar de dos violines, creando así uno de los más bellos y  graciosos   quintetos de todos los tiempos El Quinteto para piano en La mayor Op. 114 (D667) en 1819, conocido popularmente cono Quinteto la Trucha. En realidad la idea no era original, pues Hummel en 1802 ya había compuesto un quinteto con la misma instrumentación. La introducción de un contrabajo ayuda al violonchelo a liberarse de de ejecutar los registros más bajos, para fortalecer la armonías,  permitiendo que su voz pase al primer plano en funciones de solista. El pesado contrabajo con sus notas graves y roncas le da un toque de humor al conjunto, del que antes carecía.
Robert Schumann deja la diversión schuberiana a un lado y  vuelve a los moldes clásicos del quinteto para piano tradicional (con los dos violines) en su Quinteto para piano en mi bemol Mayor  Op. 44. Igualmente se insertan dentro del modelo de Schumann los quintetos para piano de Brahms y Dvorak, el primero dentro de los cánones teutónicos de un  romanticismo tardío atormentado, nervioso  y dramático,  el segundo quizás más sereno y lírico, pero ambos bastante conocidos.
Sin embargo la cosa no muere aquí. La escuela francesa retoma el modelo Schuberiano de manos de una dama: la compositora Louise Farrenc (1804-1875), quien  nos dejó dos hermosos quintetos para piano, violín, viola, violonchelo y contrabajo, que han sido injustamente olvidados. En Francia durante el siglo XIX, la música de cámara no gozaba del mismo aprecio que en Alemania. Sin embargo encontramos otros magníficos ejemplos de quintetos como el de Saint-Saens en la mayor de 1853 y el de César Franck de 1878. Esta tradición continúa en el siglo XX con los quintetos de Faure, Reynaldo Hahn , Koechlin, Florent Schmitt   y Louis  Vierne.
La influencia del quinteto de  Beethoven se siente en Rusia con el Quinteto para piano y vientos en si bemol  (1876) de NIkolai Rimsky-Korsakov, orquestado  para piano, flauta, clarinete, corno y fagote.
En el siglo XX  este género del quinteto para piano ha tenido sus cultores destacados, con autores de la talla de un Fauré, Bartok, Sibelius, Bax,  Bohuslav Martinu y Schnittke.
Como ejemplo bastante conocido, mencionamos  el Quinteto para piano en sol menor  Op. 57. de Dimitri Shostakovich, para piano, dos violines, viola y violonchelo. ES una obra   de mucho aliento y que raya en lo sinfónico por su gran variedad de ideas. Sin embargo es música  convencional y de fácil audición, ya que fue compuesta en 1940 en un intento por reconciliarse con la censura soviética, al igual que la quinta sinfonía. La obra  se estructura en cinco movimientos:
Preludio. Lento.                                              4:41.
Fuga. Adagio.                                                   11:33.
Scherzo. Allegretto.                                      3:55.
Intermezzo. Lento                                         7:47.
Finale. Allegretto.                                          7:42.