martes, 23 de octubre de 2012

El retrato de Abraham Lincoln. Una obra afortunada de Copland.



Aaron Copland representa en su música los valores esenciales de la gran nación norteamericana. En sus tres ballets Rodeo, Billy the Kid y Appalachian Springs describe las distintas costumbres de los colonos que poblaron las llanuras. Su música sencilla de estilo neoclásico se derrama en partituras de fuerte acento patriótico, en donde combina con éxito algunos temas del folklore y sonidos modernos surgidos de la paleta de Stravinsky.

Francisco Rivero. Aaron Colpland. 2013.
La obra The Lincoln Portrait compuesta en 1942 durante la segunda Guerra Mundial,  es un poema sinfónico parta narrador y orquesta. Fue   una declaración política de gran impacto en momentos  decisivos donde se necesitaba levantar el espíritu de sacrificio del pueblo norteamericano, para entrar en la contienda. Copland hizo el trabajo adecuado en aquellos momentos. La hermosa introducción de unos siete minutos es una síntesis de todo lo mejor de Copland, junto a  algunas citas de viejas canciones patrióticas y melodías del oeste. El discurso de Lincoln es de palabras muy conmovedoras con una voz suave y familiar.  El mensaje de un verdadero demócrata es convincente y llega a lo más profundo de la conciencia. Su mensaje aún tiene  vigencia Debemos despertarnos o liberarnos a nosotros mismos para poder salvar esta nación ( We must dis-enthrall ourselves, and then we shall save our country.)
Ironicamente, después de la Segunda Guerra Mundial el estilo musical en Europa y los Estados Unidos, cambió bruscamente hacia lo experimental, electrónico  y atonal: entonces  Copland sufrió mucho al verse desplazado  del panorama artístico. Su música repentinamente cayó en olvido, sus obras envejecieron prematuramente  y su estilo pasó de moda.





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