martes, 19 de enero de 2016

Ferruccio Busoni. El último romántico y el primer moderno.




El músico italiano Ferruccio Busoni (1866-1924) es difícil de ubicar en el panorama de la música moderna por sus cambios de estilo que reflejan distintas corrientes a veces contrapuestas. Tal es el caso de sus primeras obras como el monumental Concierto para piano de 1904, composición  de dimensiones colosales y escritura compleja en el estilo de Wagner y Liszt. Son 70 de minutos de buena música en donde se conjuga lo viejo con lo nuevo de manera magistral. 

Francisco Rivero. Busoni. 2016.

Busoni se educó entre  Austria y Alemania y permaneció en Leipzig durante casi toda su carrera ejerciendo su actividad como  pianista y concertista, compositor y pedagogo. Fue un músico de avanzada que ayudó  a promocionar otros compositores, algunos de avanzada  como Schoenberg y Bartok.
A partir de 1907 hay un cambio de estilo con sus piezas para piano Elegías, compuestas en 1907 en donde se plantea una duración más breve y textura más ligera, acuñando su propia voz que lo llevara por nuevos derroteros de la música moderna.
El músico anuncia este cambio de actitud en su obra Bosquejos de una nueva estética, publicada en 1907, la cual tuvo bastante difusión e influencias entre los compositores de su época. Allí plantea la liberación de la música de los modos tradicionales de composición, permitiendo mayor libertad, apartándose de los estereotipos de la música descriptiva y haciendo una defensa de la música en su esencia propia como simple relación entre sonidos: La nueva música debe ser infinita y absoluta. Propone una investigación de las nuevas escalas musicales, presentes en las obras de Richard Strauss y Debussy, haciendo uso de microtonos. Este nuevo sistema lo bautiza con el nombre de Joven Clasicismo.
Una faceta importante de su carrera es el estudio del contrapunto, inspirándose en la obra de Juan Sebastián Bach, del cual hizo varias transcripciones para el piano, resultando en  obras de gran interés por el nuevo tratamiento de los tiempos, armonías y timbres. Son una clara expresión de ello sus seis Sonatinas para el piano compuestas entre 1910-20. Son obras amenas de escuchar, bastante libres, que semejan estudios o improvisaciones tomando material prestado  de algunos autores famosos. En una de ellas escuchamos citas de Carmen de Bizet.
Busoni compuso tres óperas en su última etapa, dos de las cuales se inspiran en la Comedia del Arte del silo XVIII, como lo son Arlecchino (1916) y Turandot (1917). Dejo sin terminar su ópera Doctor Fausto, cuando la muerte lo sorprendió en 1924,   en donde plasma sus ideas del Joven Clasicismo




miércoles, 13 de enero de 2016

Grandes Pianistas.




Después de guardar silencio durante algunos meses, vuelvo a escribir algo para el blog. Esta vez  sobre un tema que me atrae mucho como lo es el de  las interpretaciones de música para piano. Hay grandes intérpretes del teclado en la actualidad que han desarrollado técnicas depuradas, gracias al estudio profundo y la comprensión de las obras de los grandes maestros, que, en mi humilde opinión, están a la par e incluso superan todo lo escuchado anteriormente. Es difícil hablar sobre un tema tan amplio en tan breve espacio y no cometer omisiones. Tan solo mencionare  a vuelo de pájaro  algunos nombres de personas y obras de arte, que puedan servir de guía elemental para un principiante.
Sin hacer más introducciones innecesarias y pasar a abordar el tema debo decir que en el pasado cercano (mediados del siglo XX en adelante) se destacan un par de grandes figuras  legendarias como lo son la rumana Clara Haskil (1885- 1960), quien  nos dejó una grabación irrepetible del Concierto para piano No. 2 de Chopin y la suite Noche en los Jardines de España de Manuel de Falla, al final de su carrera. Haskil fue una reconocida intérprete de Mozart.
Igualmente notable es el legado  la española Alicia de Larrocha, cuyas grabaciones geniales dieron  a conocer al público la vasta obra de Albéniz, Falla, Granados y otros músicos ibéricos. Son  impecables interpretaciones que estarán por siempre en toda colección de música. Captura con sus dedos prodigiosos la esencia de la música andaluza con sus ritmos folklóricos, trinos y melodías llenas de nostalgia. Sus interpretaciones de las Danzas españolas de Granados son inolvidables.
Aunque grabó muy pocas cosas, la francesa Ivonne Lefébure (1898-1986) fue una destacada profesora y concertista de larga trayectoria. Sus interpretaciones e Bach son excelentes.
A mediados del siglo XX nos encontramos con dos pianistas, poseedoras  de una gran técnica que han sabido explotar al máximo  y de una gran voluntad de expresión. Son un par de especies de todo terreno de la música en cuanto al amplio y variado repertorio por donde han transitado.
Ellas son la portuguesa María Joao Pires ( n. 1944 Lisboa), y la argentina  Martha Argerich. Pires fue una niña prodigio que dio sus primeros conciertos a la edad de cinco años. Ha grabado casi todo de Chopin, en especial sus nocturnos. También ejecutó a Bach, Schumann, Mozart y Brahms. Su interpretación del Concierto para piano en La menor de Schumann con Abbado es una pieza única.
Argerich también se ha paseado por todo el repertorio clásico y ha incursionado en los modernos. Su versión del Concierto para piano No. 3 de Prokofiev es fantástica, audaz, avasallante; y no digamos sus brillantes interpretaciones de las pequeñas obras de Schumann. Martha ha hecho bastante por la música de cámara, sobre todo en sus ejecuciones de los quintetos con piano de Schumann y Shostakovich. Martha Argherich, más que una pianista es toda una institución musical, que reúne a grandes músicos en sus Festivales de Lugano Italia y que han sido grabados por el sello EMI.
Por cierto que las dos damas se unieron en una grabación de la Sonata para piano a cuatro manos de Mozart K381. En el Festival de Lugano de año 2012.
En Japón se ha producido una eclosión de grandes pianistas. ¿Por qué esta preferencia por el piano? ¿Quizás por la famosa marca Yamaha? La pianista Mitsuko Ushida ( n. Tokio 1948) ha grabado casi todo de Mozart, Beethoven, Schubert, Chopin, Debussy y Schoenberg.  Demostrando una  técnica clara y prístina, semejante a Glenn Gould, pero tocando con mayor emoción, personalidad propia y  pasión. Sus interpretaciones de las sonatas de Mozart nos elevan hasta el cielo. Poseen un encanto especial por su fina sensibilidad y calidez en la ejecución.
Japonesa es también la virtuosa Noriko Ogawa ( n. Japón 1962 ) y residente de Londres, quien ha grabado los Conciertos para piano de Tcherepin y toda la obra de Debussy para el piano en el sello Bis. Su serie de preludios de Debussy están  entre los mejores del repertorio. Recrea con sus notas de manera magistral, la atmosfera impresionista del genio francés, relajante y sensual.
Una pianista canadiense  de reconocida fama es Angela Hewitt quien ha grabado bastante música barroca al igual que Chopin y Debussy. Ha dedicado gran parte de su carrera a las obras del teclado de Bach, en especial El Piano bien Temperado. Es sorprendente su versión para piano de las obras de clavecín de Francois Couperin. Suenan de maravilla.
La británica  Kathryn Stott ( n. 1958) hace gala de un variado repertorio. Ha grabado toda la obra pianística de Fauré. Sus cuatro conciertos para piano de Kabalevsky con el sello Chandos demuestran gran fuerza y maestría en obras casi desconocidas para todos. Su colaboración con Yo-Yo Ma en el cd Paris la Belle Epoque es un bello homenaje a la música francesa de fin de siglo.
Destaca por su vasto repertorio y meteórica carrera, la joven ucraniana Valentina Lisitsa ( n. 1973) residenciada en los Estados Unidos. Ha ejecutado a los grandes del piano, como Rachmaninov, Liszt, Beethoven y Scriabyn en interpretaciones  impecables, según los conocedores.  Su recital en el Albert Hall de Londres en 2012 grabado en un par de Cd por el sello Deca es de antología. Ha incursionado en terrenos nuevos, ejecutando la música de piano del inglés Michael Nyman y del norteamericano Philip Glass. Se encuentra en la plenitud de su carrera y puede dar más cosas interesantes.
El repertorio para dos pianos tiene en las hermanas Katia y Marielle Labèque, nacidas en el país vasco francés,  su referencia obligada. La versión del Concierto para dos pianos de Francis Poulenc con la sinfónica de Boston, es agradable y entretenida. Recomendable es también su último álbum titulado España, en donde interpretan música de Falla, Albeniz, y Lecuona .
La lista es muy larga y pudiera continuarla por un largo rato.  Me doy cuenta de un pequeño detalle, inadvertido para mí hasta ahora,  y es que todos los pianistas reseñados aquí son mujeres. Luego escribiré algo sobre pianistas hombres.