lunes, 4 de septiembre de 2017

Los Conciertos para piano. XI

Samuel Barber: Piano Concierto.


El compositor norteamericano Samuel Barber (1910- 1981) pertenece a la generación de Aaron Copland, Roy Harris, Walter Piston y otros tantos músicos que formaron una escuela  vigorosa durante los años 30-50 del siglo pasado, creando un lenguaje propio que ha sido llamado El Sonido Americano. Dentro de esta escuela o movimiento se distinguen claramente tres tendencias. Por el lado izquierdo están los vanguardistas como William Schuman, cuya música experimental es difícil de escuchar, en el centro de la corriente se hallan Copland, Harris, Thomson y  Piston quienes toman elementos de la música popular. Del lado derecho, los más conservadores, académicos  y europeizantes, como Hanson y Barber. Por lo tanto   Barber, nacido en Pensilvania y sobrino de una gran cantante,  se aparta un poco del estilo populista de sus contemporáneos,  y se siente feliz navegando  a plenitud en las suaves corrientes europeas del romanticismo, algo pasado de moda. Su ideal de una música clásica, brillante y refinada, de fácil aceptación por el gran público, cuyos oídos se deleitan con Rachmaninov, Sibelius y Wagner,  lo sitúan como una referencia importante en el panorama de aquella época marcada por las corrientes modernistas. Entre sus obras más emblemáticas tenemos su Concierto para Violín y el famoso Adagio para cuerdas.

Francisco Rivero. Piano XI. 2017

Barber comenzó a componer su concierto para piano en 1960, pensando en John Browning, notable pianista norteamericano,  como solista. Es una obra que se enmarca dentro de la tradición delos grandes conciertos románticos del siglo XIX.
El primer movimiento se inicia con un tema declarativo por parte del piano solo. Comenzar el concierto con un solo de piano es algo inusual en el repertorio clásico. Además de esto   responde la orquesta en tutti, para luego detenerse bruscamente y enfriar los ánimos. Hay digresiones que crean confusión, preguntas sin respuestas y pasajes dramáticos en donde el pianista hace gala de bravura con arranques violentos de elevadas sonoridades en un duelo con la orquesta. Música muy bien elaborada pero algo insípida.
La música en el segundo movimiento  fluctúa suave y planísimamente  con notas de gran encanto y  lirismo. Presenta una bella melodía de carácter triste y melancólico que después de flotar levemente, se eleva y evoluciona hasta llegar a un clímax. La influencia de Rachmaninov y Tachaikovsky se hace sentir en el acompañamiento tan dulce y almibarado  por parte de la orquesta.
Un tercer movimiento se inicia con unas fanfarrias  de una fuerza volcánica arrolladora, que promete mucho, irrumpiendo  en   rabiosos y  modernísimos  ostinatos. Barber se arriesga un poco dejando atrás el vetusto estilo del siglo XIX... Después de estos arrebatos hay una sección más calmada de finos toques impresionistas. Posee forma de rondo ABABA y está escrito en Si bemol menor.



La obra de unos 28 minutos,  está escrita en tres movimientos:
1.      Allegro appassionato                               13:47
2.      Canzone: Moderato                                 6:35
3.      Allegro molto                                           6:50
Discografía:
1.      John Browning (Piano). Orquesta Sinfónica de San Luis. Leonard Slatkin. RCA.

2.      Marin Alsop, Royal Scottish National Orchestra.  Stephen Prutsman. Naxos 2002.


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